jueves, 29 de julio de 2010

Frenética insania

Libros en manadas, balas y baladas, larvas enervadas, y una cuna de canciones amargadas, se pasean libremente por mi mente cuando cruzo esa línea de entresijos de palabras que me atan al muro de la realidad. Crueles carceleros son los sentidos, que vigilan mi prisión y me engañan silenciosamente, intentando convencerme con sus espejos, que su reflejo es el camino hasta la más cruda verdad.
La lógica, cumple su papel, nutriéndose de los sentidos, para taladrar sobre mi frágil ser y evitar que obtenga la fuerza necesaria para romper estas cadenas forjadas mediante palabras de la razón. Por ello, y para poder ser libres, debemos derribar ese muro, romper las cadenas, y liberarnos de la dictadura de la lógica, para así poder entonces, utilizando la esencia más pura y simple, llegar a siquiera rozar con las yemas de los dedos, la única verdad: que no existen las verdades.

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