sábado, 31 de julio de 2010

Siete vidas tuvo el gato

Siete son sus canciones.
Seis sus suaves caricias.
Cinco el entrecruzar de nuestros dedos.
Cuatro las miradas apasionadas.
Tres sus acuciantes susurros.
Dos sus hermosos ojos.
Y un único beso que añora pensando en que siete vidas es poco.

jueves, 29 de julio de 2010

Frenética insania

Libros en manadas, balas y baladas, larvas enervadas, y una cuna de canciones amargadas, se pasean libremente por mi mente cuando cruzo esa línea de entresijos de palabras que me atan al muro de la realidad. Crueles carceleros son los sentidos, que vigilan mi prisión y me engañan silenciosamente, intentando convencerme con sus espejos, que su reflejo es el camino hasta la más cruda verdad.
La lógica, cumple su papel, nutriéndose de los sentidos, para taladrar sobre mi frágil ser y evitar que obtenga la fuerza necesaria para romper estas cadenas forjadas mediante palabras de la razón. Por ello, y para poder ser libres, debemos derribar ese muro, romper las cadenas, y liberarnos de la dictadura de la lógica, para así poder entonces, utilizando la esencia más pura y simple, llegar a siquiera rozar con las yemas de los dedos, la única verdad: que no existen las verdades.

lunes, 26 de julio de 2010

Cordial puñetazo a la idiotez

Algunos razonamientos tienen tan pocas luces que es casi como pararte a ver la teletienda. La única diferencia entre el tío que te intenta venderte un VibroAcomodator 3000 (mayormente conocido como taburete atado a un cojín que vibra igual que cuando te tiras un cuesco) y esta gente que verborrea sin saber, pretendiendo a base de vocablos hipertrofiados convencer al contrincante de que tiene una soberana razón, es que uno te tima ganando dinero, y el otro tima ganando ignorancia, y encima se da el gusto de creerse que ha ganado algún tipo de competición.
El arte de discutir (¡Debatir! Diría mi querido profesor de historia…) es inigualable, eso no lo dudo. Muchas veces el debate es imprescindible para sacar al vuelo miles de aspectos de un tema de los que no podrías haberte percatado sin catar la esencia del choque de ideas. Siempre que puedo, de hecho, intento ponerme del lado minoritario, pero no para llevar la contraria como creen algunos, sino porque el jugo se consigue solo cuando puedes aportar algo diferente de lo que crees tú (¡Incluso si yo estoy de parte del otro lado!). Aun así, y al fin y al acabo, no hay lados ni verdades plenas, solo un inmensurable número de conjeturas y razonamientos que cada uno a trabajado de sus experiencias propia. Todo es subjetivo, hasta lo más objetivo (¡Que la caja es verde!, dirán. Pues verde para ti, porque yo veo una caja verde-fucsia fosforito mezclado con un intenso olivo otoñal.)
Sin embargo, y volviendo al quid de la cuestión, desde hace un tiempo me doy cuenta de que la gente, sobretodo gente joven (de mi edad, aún me considero joven, sí, aunque para algunos llegar cerca de los veinte es similar al cabreo que tendría el payaso de McDonalds si llegase un tío vestido del Rey de BurgerKing y pidiese cien hamburguesas de un euro) se comporta cual pared de frontón al discutir, y procura destruir todo lo que es este arte del que hablaba antes. No solo dice cosas sin sentido de cuestiones que quizá ni le vienen ni le van, sino que absorbe de su círculo más cercano algunas ideas que pululan amablemente en ninguna parte, para posarse sobre su mente y arraigarse como propias. El gran problema de esto es que están ahí, pero no tienen razón de estar, por lo que empiezan a utilizar razonamientos propios de borrego de granja (Pensad en una persona pero rebuznando).
Dígame usted que coño tiene que ver una gallina con un toro, por sacar un tema controvertido. Sí, nos comemos la gallina, se cría para ser devorada por nosotros (la peor de las especies) y las granjas son lamentables en la mayoría de los casos. Nacen para morir, según los taurinos igual que el toro bravo en una corrida. Pues mire, sí, puede rebuznar cuanto quiera, y repetir el mismo argumento cual pared de frontón cada vez que le diga algo como que la gran diferencia entre matar animales para la diversión de una minoría y la de ingerir alimento, es demencial. Por favor, no haga como el loro que repite todo lo que le dicen de pasada. Podría decir mil argumentos más que utilizan para dejarse más en evidencia, pero sería pasarse.
Y tras esta parrafada, un cordial saludo, y que pase un soleado día de verano (¡Porque aquí tan solo salen nubes!).

viernes, 23 de julio de 2010

Delirios de insignificancia

Y miro hacia atrás, nada me queda ya. Ni amigos ni familia, ni buenos recuerdos, ni amores, ni cuentos que valiesen la pena contar. Lo único que me espera es escasos instantes antes de lo que parece ser el final de un largo camino. ¿Vida? Supongo que se podría llamar así.
Nadie me acompaña ahora. Me arrepiento de todo. Me arrepiento no haberla apreciado, y de haberla separado cuando estaba más cerca de mí. Me arrepiento de haberles dicho que no les quería, de que estaba mejor solo. Me arrepiento de no haber aceptado su ayuda y haberles dejado por dedicarme a un trabajo que me absorbió todo mi tiempo. Me arrepiento de no haber hecho ese viaje con ellos, de no haber viajado, de no haber conocido a otros, de no haberle dicho que volviesen.
Me arrepiento, pero lo hecho, hecho está. Y ahora voy a pasar la barrera, aquí tumbado en esta incómoda cama, tragando potaje precocinado con pajita, y me siento hundido, y me siento solo. ¿Cómo pude pensar que yo era el único cuerdo?
Viví sin vivir, viviendo que sentía, sintiendo que compartía, y pensando que hacía lo correcto, para fracasar en lo más profundo de mi ser.

Espero que mi alma me perdone, y que mi cuerpo me acune, cuando dé mi última calada, porque al fin y al acabo, soy lo único que alguna vez tuve.

jueves, 22 de julio de 2010

Perfiles P3 (Final -largo)

La salida daba a una pequeña pradera que continuaba hasta una especie de acantilado. La brisa era suave y el tiempo adecuado. Los pies del señor degustaron una aterciopelada alfombra que se continuaba unos metros más adelante hasta una especie de trono negro de un material metálico. A un lado de este, una silla colocada milimétricamente y mirando hacia el horizonte, al igual que el trono, donde la luna se alzaba esplendorosa bañándose entre las estrellas de verano.
El señor se acercó posando lentamente su bastón. Pasó ambas silla y trono, a la vez que la cabeza de la persona sentada se giraba hacia él. Esperó hasta que el señor se giró y se retiró la caperuza.
Este, no aparentaba más de una veintena años, pero parecía tener mil más. El pelo era blanco y sedoso, cayendo largo por su espalda y hombros. Un rostro con ojos negros hundidos, y piel extremadamente blanca y desgastada, se mantenía sobre un débil cuerpo encorvado.
-Bienvenida a mi hogar. Espero que te haya resultado cómodo el viaje – saludó el demacrado joven.
-No sé cual es tu concepto de comodidad – dijo con tono crispado una mujer morena de pelo largo – Y menos de hospitalidad – volvió a decir mirándose las ataduras de manos y pies a la silla.
-Es por seguridad, te necesito esta noche conmigo… hermana. Ahora que estoy aquí, podemos desatarte, y dar un paseo – al decir esto, unos guardias cortaron sus ataduras, y la levantaron bruscamente por los hombros. La mujer se zafó con unos manotazos, y caminó hasta su hermano. Era una preciosa mujer morena de ojos verdes que emanaba unas sensaciones de bienestar inigualables.
Al acercarse, su hermano dio unos pasos hacia atrás.
-Me ciegas, hermana. Veo que sigues estando como siempre, y cada vez más bella.
-Y tú, hermano, cada vez más muerto – arremetió la mujer morena.
-Caminemos… - impuso, a la vez que ignorando su comentario.
Empezaron a caminar hacia el risco. Al ir acercándose pudo comprobar que el acantilado era en realidad una especie de valle, que daba a una ciudad. En la noche, esta ciudad brillaba intensamente por la cantidad de luces encendidas en todos los lugares. Una gran urbe muy parecida a la de la maqueta, casualmente.
-Antes aquí había un bosque y un lago. ¿Lo sabías, hermana?
-Me lo contó Madre.
-¿Por qué ahora no está? ¿Lo sabes? – increpó.
-Construyeron sobre él, y contaminaron el lago, pero estoy seguro de que eso ya lo sabías. ¿A dónde quieres llegar?
-¿Por qué tanta indiferencia cuando le están haciendo daño a Madre?
-Ya sabes lo que dijo acerca de esto. Es inevitable, solo somos observadores, imprescindibles para que todo siga y se equilibre.
-Eso es mentira, podemos interactuar, Esperanza. Todo era mentira, nos engañaron, ¿y todo para qué? ¿Para ver como nuestras raíces se pudrían por culpa de una egoísta plaga que pisotea la vida? – se exaltó el joven, mientas cortaba el aire con una siniestra mirada a su hermana.
-No lo hagas, Víktor. Bastante has hecho sorbiéndoles los sesos a esas personas que te siguen. Haz caso a Madre, y deja que todo conti…
-¡No! No…Después de tanto tiempo, este gran día, los peores enemigos de todo lo vivo sufrirán lo que es perder lo único que les mantiene con vida, hermana. ¿Y sabes qué es?
-Ya entiendo a qué se refería Madre cuando me hablaba de ti y me decía que no dejara alimentarte entre las personas. Siempre tuve esperanza en ti, y qué ironía, que sea eso lo que quieras quitarle a la humanidad. Cuando lo hagas, no solo acabarás con ellos, sino con todo. Matarás a tu madre.
-Mientes, una y otra vez. ¿Crees que me gusta en lo que me he convertido? ¿Crees que esta locura que me consume es de mi placer? Te equivocas, sentir como Madre gritaba, sus alaridos de dolor son lo que me han demacrado, lo que me han hecho alimentarme del odio de ese cáncer que la está corroyendo.
-Madre es sabia, por ello permite que ellos vivan sobre ella. Sabe lo que hace, y nos crió para preservar todo lo que habita en ella. Somos parte de ella, al igual que esos que quieres exterminar.
Esperanza mantenía la mirada fija en su hermano, que parecía desquiciado ante las palabras de su hermana. Se le clavaban lentamente por su cuerpo, como si fuesen cuchillos. Cada sílaba le hacía sentir más seguro de que tenía razón. Se giró, ondeando la capa, dejando a su hermana detrás y volviendo a mirar a la iluminada urbe.
-Se matan entre ellos, y en su camino destruyen, queman y construyen sobre ella, para volver a derruir y construir, derruir y construir… Dolor, muerte. Oigo como agonizan las víctimas de las guerras, las víctimas del hambre mundial, las víctimas de las infecciones letales y los lloros de las pérdidas ajenas. ¿Madre también quería que escuchase todos sus lamentos?
-Madre confiaba en ti, por eso te ofreció la tarea más difícil a ti. Ella también llegó a tener esperanza en ti, pero se terminó dando cuenta de su error. Además, yo también trabajo duro para preservarla.
-Déjame librarte de tu tarea pues, Esperanza – se giró. El bastón había desaparecido y en su mano una daga curvada de empuñadura del color de la sangre.
-Víktor… no lo hagas. No tienes ni idea de lo que vas a hacer… Condenarás a todo lo que alguna vez quisiste proteger. No lleves la balanza hacia tu lado, debemos estar juntos, debemos esperar a que todo siga su destino.
-Pienso coger las riendas de esto. No pienso dejar que la humanidad siga destruyendo la tierra, a nuestra madre. Con esta daga pienso vengar todo el daño que le han hecho, y para ello…Esperanza, debo acabar contigo – pronunció clavando su daga en el vientre de la joven – Perdóname, hermana, pero como puede comprobar, nunca fui un observador. Tu sacrificio nos salvará a todos…
-Víktor…acabas de arruinar todo el trabajo de millones de siglos de Madre… Acabas de condenar todo lo que alguna vez existió… solo… - intentaba vocalizar mientras un hilo de sangre caía por su comisura – solo… queda muerte para ti. La desesperanza de todas las almas te consumirá y Madre morirá…
Esperanza cayó contra el suelo, y quedó inerte sobre un charco de sangre. A su vez, su hermano soltó la daga y pudo observar por fin su obra maestra, su maqueta incompleta: el fin del tormento de la tierra, el fin de la peor plaga que jamás existió, el fin de las personas.