martes, 5 de enero de 2010

¿Suerte o muerte?

- Pues me llamo… - pude observar mientras me levantaba como la chica se llevaba la mano lentamente a la espalda. En ese instante me di cuenta de que era demasiado especulador y desconfiado, que sin embargo me salvó el pellejo por una vez. Un veloz destello reluciente cruzó desde detrás de la chica hasta unos milímetros de mi cuello. Mi veloz intervención evitó que cruzase mi cuello el brillante destello plateado, tras haber empujado un segundo antes a la chica. El sonido de la cuchilla sesgando el aire me puso los pelos de punta, nunca había estado tan cerca de la muerte como en ese momento.

Su cuerpo se movió ágil hacia mí e intentó darme otra puñalada frontal. De soslayo pude observar su rostro, donde la sonrisa había desaparecido y ahora residía un inexpresivo rostro. Esta vez por pura suerte me tropecé con alguna lata y caí al suelo, evitando una vez más la plateada hoja de acero que pedía furiosa mi sangre.
-¡Espera, espera! – intenté disuadirla. No tenía ni idea de porque querrían matarme. ¿Qué explicación tenía esto? ¿Quién querría acabar conmigo? Estaba ciertamente confundido, y con razón. No sabía que demonios había pasado la noche anterior que no me acordaba de nada.

Tras haberse detenido para escucharme unos segundos, conseguí agarrar lo que parecía ser un cenicero y lanzárselo escatimando en puntería con el fin de salir corriendo a tiempo tras una eficaz distracción. Fallé obviamente, pero me ofreció unos segundos esenciales para poder levantarme y correr por el estrecho pasillo hasta mi habitación, donde me encerré. Empecé a escuchar como intentaba romper la puerta a patadas. Me pegué contra ella, pero los golpes eran demasiado fuertes, y la fuerza bruta terminó por vencer a mi débil resistencia. Caí de bruces, y tras de mí, la puerta que se derrumbó delante mía. Me giré y desde el suelo pude ver la muerte de cerca.
Una muerte muy bella, pero letal.