sábado, 21 de agosto de 2010

Destellos



Pensar en la persona que te gusta,
es como mirar al sol.
Si te quedas mucho tiempo pensando,
te ciega.

sábado, 7 de agosto de 2010

Líneas divergentes

Camino mientras me empapan los sollozos de los nubarrones. Esquivar los charcos se convierte en una odisea cuando empiezan a rugir los cielos. No puedo ver más allá de la llana estepa que parece interminable, y la punzante lluvia me aturde por momentos. Aún así, no me agobio y sigo emprendiendo un paso ligero hacia lo que parece mi destino. El horizonte es mi futuro, y yo debo atravesar todo este camino para llegar a él.
El suelo empieza a crujir. Montañas empiezan a emerger, rompiendo mi línea trazada, esfumando lo que parecía ser mi camino. Me doy cuenta de que no puedo seguir por ahí, que mis planes han de cambiar. Todo lo que había creado había sido destruido en un instante con un aleatorio y extraño fenómeno terrestre.
Quizá otro hubiese desistido, pero yo sabía que debía continuar. Los obstáculos que aparezcan en mi camino lo único que conseguirán será que busque otra salida, otro camino por el que alcanzar mi meta. Nadie me va a decir lo que no puedo hacer.
Para mi sorpresa, encuentro un estrecho túnel. Está sucio, huele mal y está húmedo, pero va hacia dónde he señalado mi meta, mi sueño.
Echo un vistazo a los lados, y consigo distinguir entre las gotas de lluvia una especie de puerta con amplios carteles. Los carteles tienen escrito cosas impresionantes sobre una vida que toda persona quisiera desear, solo tengo que abrir la puerta y ceder todo lo que he tenido hasta ahora. Dejar todo atrás para tener la vida que todos soñamos… Sonaba realmente maravilloso. Estoy pensativo y no niego que vendería mi alma al diablo por atravesar esa puerta. Miro hacia el negro túnel, y me adentro hacia las tinieblas. Ahora si me siento inseguro, y agobiado. Cada vez se hace más estrecho. No veo luz, ni esperanza en este futuro que me espera. Pierdo todo sentido de la orientación, pero no me rindo, no dejo de luchar hasta que consigo dar con una piedra dentro de la oscuridad. La golpeo con todas mis fuerzas, y la tierra cede con asombrosa facilidad.
Una chorreante luz me inunda, abrazándome. Gracias a la dura lluvia, a los peligrosos mares de charcos en la interminable estepa, la vertiginosa montaña y el tenebroso túnel puedo ahora apreciar este momento, puedo degustar de verdad lo que siempre había soñado. Por suerte, no tomé el camino fácil.

viernes, 6 de agosto de 2010

A tiempo completo

El tiempo pasa. Pasa muy rápido. Tan rápido que no nos permite pararnos a pensar con que velocidad se ha transformado todo. Simplemente ronda entre las cosas, cubriéndolas como un manto negro que se cierne sobretodo. Ninguna persona está libre de su reloj de arena. Todos estamos sometidos a las leyes de este universo en el que vivimos, y nadie puede escapar, bajo ningún concepto. Por lo tanto, hay reglas, y esas reglas hay que cumplirlas.
Intentar evitare el paso del Padre tiempo lo único que provocará en nosotros será desasosiego, intranquilidad, lucha constante. Estamos yendo en contra de la corriente, mientras el río tira con fuerza hacia atrás. Es peligroso, y puedes perderte en el camino, incluso olvidando lo que buscabas. Hay que saber vivir tu vida, hay que saber aceptar tus limitaciones, y sobretodo hay que aceptar que hay reglas, en todas partes, reglas que no están hechas para ser rotas, reglas que estaban antes que nosotros. Hay reglas que no formularon nuestras mentes. ¿Quién fue? Sea como fuere, simplemente me entran escalofríos al pensar qué o quién fue lo que creó todo, o, quién o qué nos sometió al tiempo y al espacio.
Persona, animal, cosa, esencia, o simplemente, fe, véase, karma, véase todo, o nada, estoy seguro de que está entre nosotros, y de que espera algo de nosotros. ¿Qué podría esperar? Pues qué va a ser. Vivir, y aprovechar nuestra vida, porque cada minuto que pasa, es un minuto que se ha llevado el tiempo.

martes, 3 de agosto de 2010

¡Equilicuá!

Captar a las personas es algo que siempre se me ha dado bien. Con un ligero intercambio de palabras y un par de gestos, puedo deducir con que tipo de persona me encuentro. Lo más siniestro de todo esto, es que la gran mayoría de las veces tengo razón, y eso me preocupa.
Me preocupa enormemente juzgar a la gente sin conocerla. Para nada soy perfecto, y con también alta frecuencia me equivoco en la gran parte de las cosas que hago (aunque no sea este el caso). No es sano encerrarse en tu mente y empezar a especular de los ajenos, porque al fin y al acabo no das la oportunidad de dejar que la persona se muestre como es de verdad. No se puede juzgar a la gente, hay que dejar pasar ciertos aspectos para luego poder llegar a la esencia de todo. Entonces es cuando sí que se puede hablar (eso se aplica a todos los aspectos de la vida, a mi parecer). De esta manera, he llegado a la conclusión de que debo ser más flexible.
Ser flexible es algo que siempre he admirado. No me refiero a poder ponerte la pierna por detrás de la cabeza, ni a doblarte tanto que casi puedas acostarte sobre tu espalda. Me refiero a ser una persona de centro, de ideas volubles, una persona que pueda reflexionar y absorber del medio todo lo que pueda para poder formar una opinión sobre las cosas óptima. Una vez preguntándole a mi padre de qué partido era, caí en la cuenta de la razón que tenía al contestarme con: “Mi corazón está en la izquierda, mi cartera, en el bolsillo derecho, pero mi cabeza, en el centro”. No te puedes obcecar con extremos ni ideas totalitarias, porque eso te hace alejarte de las personas. Las personas no somos blancas o negras, paseamos por el centro. No se puede ser sí o no, de izquierda o de derecha. No se puede juzgar a una persona por lo que piense o sea.
Hay que ser persona, y las personas piensan.